Escrito por Rev.
Edgar Salas Rizzo.
ESCENA I
Aparece en
escena: Lázaro en cama, Marta y María.
María: (llorando) ¡Se muere¡… Marta, ¡se muere¡…
y Jesús no llega.
Marta: Tranquila María, él llegará… recuerda que
Lázaro, nuestro hermano, es su mejor amigo.
María: Sí, nuestro querido hermano, desde que
conoció al Maestro, no ha dejado de servirle, desde que le conoció puso nuestra
casa a su orden.
María: Sabemos que cada vez que viene a
Jerusalén, tiene posada aquí en Betania. Nuestra
casa es su lugar preferido. Aunque él nos recomendó que lo mantuviéramos en
secreto, no sea que los habitantes de toda Judea por buscarlo a él nos quiten
nuestra paz.
María: Pero al mandarle a decir que venga a ver a
Lázaro, toda Judea sabrá que nuestra casa, en Betania, es el último refugio que
le queda a Jesús donde puede descansar, sin el tormento de la multitud que
quiere seguirlo a todas partes.
Marta: No María, no fui tan imprudente, al
mensajero le dije que no dijera el nombre de Lázaro.
María: ¿Pero cómo sabrá que es él quien está
muriendo?
Marta: Le encomendé que sólo dijera: “el que amas
está enfermo”.
María: ¡Pero él ama a todo el mundo¡… ¡Qué has
hecho Marta¡… es por eso que no ha llegado… son tantos los que él ama… lo
confundiste Marta, lo confundiste.
Lázaro: Jesús, Jesús… (muere).
María: ¡Hermano, hermano¡…
Marta: (Corre hacia la puerta y pregunta) ¿el
maestro, ha llegado?, (regresa a la cama y nerviosamente vuelve a la puerta y
grita)… ¡Vean el camino…¡ a lo mejor viene en el camino… pronto¡ ¡vayan, vean¡…
(regresa a la cama) ¡Él vendrá hermano, él vendrá; tranquilo hermano, él
vendrá¡.
María: Marta, nuestro hermano está muerto, es
demasiado tarde… ha muerto…
Marta: No, él no puede morir todavía.. el maestro
lo sanará, él vendrá.. Lázaro es su mejor amigo… él vendrá…
Entra María
madre de Jesús y María la madre de Cleofas.
María mJ. ¿Qué sucede?, qué gritos son esos?
María: Lázaro ha muerto, mi hermano ha muerto.
Marta: Tú eres la madre de Jesús, tú debes saber si
él viene en camino.
María mj: Jesús aún está todavía al otro lado del
Jordán, donde bautizaba Juan antes de ser decapitado.
María mC: Sí, así nos
dijo Cleofas, mi esposo, él está enterado de todo lo que hace el
maestro.
Marta: ¿Todavía está al otro lado del Jordán?...
pero hace dos días que le mandamos un mensajero, no llegará nunca a tiempo.
María mC: (mientras hablaba Marta, ella cercioraba la muerte
de Lázaro), ¿A tiempo para qué Marta?... Tu hermano ya está muerto.
Marta: No, no puede morir… Jesús tiene que venir,
tiene que venir.
María mJ: ¡Cálmate Marta¡… Recuerda lo que él nos ha
enseñado.. la vida aquí en la tierra no es todo, depositemos nuestra esperanza
en la resurrección de los muertos.
María: Pero eso es en el día postrero… al final
de los tiempos…
Marta: Si él estuviera aquí, él no moriría porque todo
lo que Jesús le pide al Padre él se lo concede.
María mC: Pero ya murió Marta, lo siento, tendremos que
esperar la resurrección el día final para ver a tu hermano vivo de nuevo.
Marta: (llora y acepta la muerte de su hermano).
Si hubieras estado aquí Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi
hermano… (llora).
María mJ: Amigas, tenemos que preparar el cadáver para la
sepultura… (todas lloran … bajan las luces).
II
ESCENA
María mJ: Hoy se cumplen cuatro días de la muerte
de Lázaro.
Maria: Y Jesús no ha llegado.. ¿Será que se
olvidó de nosotros?
María: ¿O sea que lo atraparon?... ¿lo habrán
matado?... ¿habrán matado al maestro?
(Entra la mujer
de Cleofas).
María mC: (Entra corriendo)… Jesús, el maestro….
María: ¿Está aquí?... ¿ya llegó?.
María mC: No, Cleofas me acaba de decir que está Jesús ya
llegó a Jerusalén.
Marta: Pero eso está a dos kilómetros y medio de
aquí… no está muy lejos, ¿por qué no llegó directamente a Betania?.
María: Si, parece que no tiene prisa en llegar…
Estoy decepcionada de Jesús.. su amor hacia con
nosotros no era sincero…
María mJ: No digas eso María… recuerda lo que él hizo por
ti, aunque no hubiese hecho nada más, eso es
suficiente para creer en su amor.
María mC: Sí, ¿recuerdas con cuanto amor te trató cuando
llorabas en la casa de el fariseo Simón,
el que ocultaba su lepra?
María: Si, lo recuerdo.. no paraba de llorar.. es
que eran tantos mi pecados.. Yo no podía alzar mi rostro en esa casa, porque
Simón el fariseo sabía de mis pecados, él siempre me estaba condenando
constantemente.
Marta: Sí, lo recuerdo.. no paraba de llorar.. es
que eran tantos mis pecados.. Yo no podía alzar mi rostro en esa casa, porque
Simón el fariseo sabía de mis pecados, él siempre me estaba condenando
constantemente.
Marta: Si, y recuerda el gran disgusto que hiciste
pasar a los discípulos al derramar aquél perfume tan caro, que te regaló uno de
tus amantes.
María: Si, lo recuerdo, recuerdo el disgusto de
Simón y los discípulos, pero él aceptó que lo bañara con aquél perfume que
llenó toda la casa, el pago de mi último pecado se lo quise ofrecer a él.. y él
lo aceptó y me perdonó toda mi vida vieja.
María mJ: No hay pecado suficientemente grande que
Jesús no pueda perdonar.. Ese es el amor que debes ver en Jesús.
María: Tú lo dices porque eres su madre… pero
no se apuró a venir en la enfermedad de mi hermano.. Jesús dejó morir a mi hermano
que tanto le amaba… (llora).
Marta: ¡Levántate y ve
a buscarlo!. A lo menos para informarle que murió Lázaro.
María: ¡No, yo no iré! DE aquí hasta el Jordán
son dos días de camino, si cuando le llegó el mensaje hubiera venido habría
llegado a tiempo, ya han pasado cuatro días.. y ahora que está tan cerca y
Lázaro muerto.. ¿se apurará?.. No, no saldré a buscarlo. Que se quede en Jerusalén…
¿quién lo necesita?.-
María mC: No digas eso, María recuerda que tú recibías
las enseñanzas de él más que tu hermana Marta, tú sabes que sí lo necesitamos.
Marta: Tienes razón, tú te embelesabas
escuchándole cuando él hablaba, mientras me dejabas a mí toda la carga de la
cocina y el servirle a la mesa. Él era todo para ti, y ahora no quieres ni
verle, no lo necesitas?
María: ¿Y por qué no vas tú?
Marta: ¿Yo?... ¡yo no!.. hay muchas cosas que
hacer aquí en esta casa, y ahora más que murió nuestro hermano.
María mJ: Recuerdo que Jesús te dijo: “que afanada y
turbada estás por muchas cosas”… y todavía sigues estándolo Marta.
Marta: Tienes razón, yo iré… pero le reclamaré su
descuido.. él debió estar aquí antes que Lázaro muriera.. fue un acto de irresponsabilidad
hacia su mejor amigo.. Sí, iré y le reclamaré..
María: De todas formas, si viene yo no quiero
verle.
(Sale
Marta).
III
ESCENA
(Frente al
sepulcro. Está María, con las otras dos Marías, entra Marta).
Marta: (la llamada a parte y le dice: ) María,
Jesús quiere verte… (sale María corriendo del escenario).
María mC: ¿Viste a Jesús?, ¿qué te dijo?, me dijo que mi
hermano iba a resucitar…
María mJ: ¿Ves?, lo que te dijimos nosotras.
Marta: Si, pero además me dijo: Yo soy la
resurrección y la vida; el que creen en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo
aquél que vive y cree en mí, no morirá eternamente.
María mJ: ¿Será que va a resucitar a Lázaro como resucitó
a la hija del principal de la sinagoga?. O como resucitó al hijo único de
aquella mujer de Naín?.
María: No, no creo, porque esos acababan de
morir.. en cambio nuestro hermano ya hace cuatro días que murió. Es imposible
que lo resucite, ya su espíritu está muy lejos de su cuerpo (entra María).
María: ¡Mira Jesús ya llegó!.
(Se oye la voz
de Jesús fuera del escenario)
Jesús: ¡Quitad la piedra!.
Marta: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días.
Jesús: Marta: ¿No te he dicho que si crees, verás
la gloria de Dios?.
Marta: Sí, Señor, pero es que en mis afanes del
hogar, lo había olvidado.
(Quitan la
piedra dos hombres).
Jesús: Padre, gracias te doy por haberme oído.
Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está
alrededor, para que crean que tú me has enviado… ¡Lázaro, ven fuera!.
(Sale Lázaro)
Jesús: Desatadle, y dejadle ir.
(Las mujeres desatan Lázaro y lo abrazan)
FIN
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